viernes, 16 de noviembre de 2012

Los que adoran ídolos



¡FUERA IMPEDIMENTOS!

 

"Los que adoran ídolos vacíos abandonan al Dios
que les ama" (Jon 2,9)

 

1. Reflexión

 

Los últimos años han sido y están siendo una sorpresa del Espíritu. "Sin que sepamos cómo" (Mc 4,27) nos ha permitido ver y tocar el rostro de ciertas realidades espirituales que, aunque ya eran conocidas, estaban como aparcadas o cubiertas de polvo en la vida de la Iglesia. Unas han tenido carácter de novedad, como los carismas extraordinarios, otras nos han ofrecido una  nueva profundidad, como es el caso de la alabanza y la adoración. Se podrá argumentar que la alabanza y la adoración han estado siempre presentes en la Iglesia y han ocupado un lugar significativo.  Y es cierto. Pero creo que la novedad no está en su desaparición o aparición, sino en la toma de conciencia de que hay un diferencia abismal entre la rutina y el cumplimiento por una parte, y la vida por otra, y de que en las cosas de Dios -como la alabanza y la adoración- es la vida lo que les da calidad y autenticidad, lo que en definitiva las hace agradables a Dios. Lo que está sucediendo ahora con cierta amplitud es precisamente la toma de conciencia de la verdadera alabanza y la verdadera adoración, de la alabanza que se confiesa de los labios, pero sale del corazón, y de la adoración en espíritu y en verdad. Sin embargo, aunque ha cambiado mucho, aún estamos lejos de vivir la alabanza y la adoración como algo normal en la Iglesia,  ¿Por qué será?  Creo que podemos señalar como causas principales de esta carencia las siguientes:

 

* falta de conocimiento verdadero sobre Dios, en concreto del Dios-Amor, del Dios que nos ama y quiere hacernos partícipes de su amor, sin que le importe el esfuerzo y el precio.

* desconocimiento de la grandeza de la adoración y de los efectos que produce cuando nos postramos en adoración en condiciones adecuadas,

* falta de comprensión de nuestro lugar en el Reino de Dios como hijos e hijas suyos, que es como decir ignorancia de la repercusión del amor de Dios en el hombre.

* falta de enseñanza, corroborada por el ejemplo, acerca de lo que es la adoración y cómo adorar. Si la adoración está en sus horas bajas, entre otras razones ocupa un lugar importante aquello que dijo el profeta Oseas: "por falta de conocimiento" (Os 4,6).

* Falta de esfuerzo para vencer todas las dificultades, naturales y espirituales que se oponen a nuestra entrega a la adoración ,

* En definitiva, se trata de la escasa calidad de nuestro ser cristiano debida al poco crecimiento de nuestra condición de hijos de Dios.

 

2. Dice el Señor

 

* "Si de verdad creyerais lo que tantas veces os he dicho que se lleva a cabo en la adoración, si llegarais a ver todo lo que realizo en vuestras vidas mientras vosotros estáis postrados ante mí, qué difícil sería que dejarais de adorarme".

Visión: Al empezar la adoración, hemos sido llevados por diferentes estancias. En el primer lugar al que se nos ha llevado, se ha procedido a la purificación de nuestro orgullo, pues es el pecado que más nos aleja de Dios, y se nos ha recubierto de humildad. Hemos ido pasando por diferentes lugares, donde nuestros pecados iban siendo cubiertos y, a medida que íbamos pasando, íbamos perdiendo peso. Había algunas estancias que nos costaba atravesar, porque se nos veía muchas veces con el banderín de la fe en la mano y hacia abajo. Hay pecados que están tan incrustados en nosotros, que nos duele que sean arrancados. El pecado del orgullo es lo que más nos aparta. Se nos ve totalmente alejados cuando estamos bajo el poder del orgullo, y además tenemos el peligro de ser engañados por el enemigo, que nos hace creer que ya estamos en condiciones de pasar ante el Trono y adorar al Señor, cuando en verdad no es así.

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